lunes, 13 de julio de 2009

La redencion en Ayax


Todo parecía fácil, la salida estaba ahí… de pronto mire en aquella espada la salida que yo estaba buscando, la espada que Héctor uno de mis grandes enemigos me había regalado incrustada entre dos piedras simulando una batalla, sin pensarlo tome impulso… de repente sentía como el acero frio entraba por mi pecho haciéndome derramar sangre que entre dolor y sentimiento venían esas imágenes que me habían deshonrado, el momento cuando mataba de manera salvaje esos animales aquellos que la diosa Minerva hija de Júpiter envuelto completo en delirio puso en mis ojos como personas a las cuales debía matar… entre mis recuerdos me aparecía mi familia a la cual tenía que dejar en manos de mi hermano ya que mi orgullo estaba acabado y recalcándome como yo un hombre valiente, fuerte y veraz cometió esas ridiculeces lo cual me impulsaba cada vez acercarme más a la espada que ya había atravesado mi pecho.


Y así fue como acabe con el mal que había cometido, liberándome de la vergüenza que por culpa de la diosa Minerva me iba a atacar, haciendo que mi nombre decayera y mi familia fuera insultada, fue lo mejor acabar con migo.

Fue la manera correcta de terminar con mi vida, dejando en boca de todos mi nombre en alto y sobre todo escapando de las habladurías de mis enemigos.

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